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Colegiata Santa María de Bolea

Colegiata Santa María de Bolea 150 150 Isabel

UN POCO DE HISTORIA

 

En 1093 el rey Sancho Ramírez concedió la iglesia de Bolea al monasterio de Montearagón, donación que confirmó su sucesor Pedro I una vez que la población de Bolea fue incorporada definitivamente al reino cristiano en el año 1101.

La iglesia se construyó junto al castillo o en el interior de su recinto y fue dedicada a Santa María, adquiriendo en época posterior el título de colegiata.

Durante el siglo XII contaba con un prior, que dependía del monasterio de Montearagón, y varios sacerdotes. Hasta el año 1571 fue priorato de la Abadía Real de Montearagón. A partir de ese momento pasó a formar parte de la diócesis de Huesca, con denominación de Iglesia Colegial desde 1577.

Aunque reedificada en el siglo XVI, todavía conservan vestigios románicos de la época medieval de finales del siglo XII: la cripta bajo el presbiterio fue descubierta en el año 1973 durante unas excavaciones (NO ES VISITABLE) y el cuerpo inferior de la torre de campanas.

UN TEMPLO A LA ÚLTIMA MODA


La planta de salón, llamada Hallenkirchen, con las tres naves de igual altura, la central más ancha que las laterales, separadas por cuatro pilares fasciculados que convierten a la iglesia en un elegante salón de nueve tramos cubiertos por bóvedas de crucería estrelladas, es muy similar a la catedral de Barbastro, aunque la colegiata de Bolea es de menores dimensiones.
En el dibujo también estaban diseñadas las capillas que se abrirían entre los contrafuertes, tres en el lado norte y dos en el sur, y presentaba a los pies de la nave principal un coro bajo.
La pionera de este tipo de planta típica del Renacimiento fue la catedral de Barbastro, iniciada en 1517.

RETABLO MAYOR DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN (1490-1503)


Observa las pinturas al temple y las esculturas de madera policromada y dorada que componen esta auténtica joya de la historia del arte.
El maestro imaginero Gil de Brabante es el autor de las cincuenta y siete esculturas y de la mazonería del retablo.
El Concejo de Bolea, por su habilidad profesional, le encargo en 1499 la parte escultórica del retablo de Santa María, que fue colocado en la cabecera de la iglesia románica.
Gil de Brabante había sido el mejor imaginero y el que más encargos tenía en la ciudad de Huesca hasta que llegó Damián Forment y le quitó parte de esa fama.
En la mazonería el maestro utilizó una decoración gótica a base de tracería calada, cardina, bellotas, dragones y otros animales fantásticos, y también colocó doseletes que cobijaban tallas y pinturas.
El verdadero protagonista de la zona inferior del retablo es el tabernáculo expositor, magnífica pieza arquitectónica en madera y en cuyo exterior se localizan las tallas de Cristo resucitado, la Virgen y otros santos. El conjunto escultórico de esta parte lo completan pequeñas imágenes de ángeles situadas en la parte inferior de los pilarcillos del tabernáculo y del apostolado sedente, bajo doseletes, que lo flanquea. El tabernáculo inicia el eje vertical del retablo, continúa con la imagen de Santa María en su Asunción, en actitud orante de pie sobre una media luna, rodeada de ocho ángeles, toda la escena bajo un gablete ricamente tallado; el tradicional óculo de los retablos aragoneses y culmina con el Calvario con las tallas de Cristo crucificado acompañado de la Virgen y de San Juan. Completan la representación de imaginería, figuras de veinticuatro profetas enmarcando las tablas, mientras que en el guardapolvo hay santos, entre los que se reconoce a los diáconos aragoneses Lorenzo y Vicente, y dos ángeles con el escudo de Bolea, cuyas armas muestran el “señyal real” de los antiguos soberanos aragoneses, y debajo una paloma blanca.

LA PINTURA DEL RETABLO MAYOR


Del pintor de las tablas nada se sabe y pasará a la historia como el “Maestro de Bolea”. Durante mucho tiempo se llegó a pensar que el autor de las pinturas había sido Pedro de Aponte. Otros investigadores apuntaron a Juan de Lovaina, un pintor flamenco establecido en Aragón que colaboró con Gil de Brabante en algunos retablos. En la actualidad no hay una certeza clara. Nada se sabe todavía. No se conoce al “Maestro de Bolea”
Las veinte tablas de pintura ofrecen una iconografía relacionada con la vida de la Virgen y de Cristo, a excepción de las primeras pinturas que representan al papa San Gregorio Magno y al obispo San Agustín, y se acomodaron como puertas de armarios para guardar reliquias.
Las escenas se ordenan de arriba abajo y por pisos, comenzando el ciclo narrativo con el abrazo ante la puerta dorada y continuando con la Natividad de María, la Anunciación, Visitación, Nacimiento con la adoración de los pastores, Epifanía, Presentación del Niño en el templo, Huida a Egipto, Matanza de los Inocentes, Jesús ante los doctores, Lavatorio de los pies y la Santa Cena.
Las historias de la Pasión de Cristo, como es habitual, se reservan para el banco y se disponen de izquierda a derecha la Oración en el huerto, Prendimiento, Flagelación, Ecce Homo, Jesús camino del Calvario y Piedad.

RETABLO DE LA CAPILLA DE SANTIAGO (1530-1535)


El retablo fue realizado por el imaginero francés Gabriel Joly. Martín se fija en la mazonería adornada con grutescos y en las esculturas de alabastro de Santiago, San Juan Bautista, San Miguel Arcángel y el demonio que tiene a sus pies, el rey David y el profeta Isaías, los cuatro Evangelistas y la escena del Calvario coronando el retablo.

RETABLO DE SAN SEBASTIÁN (1503)


Este retablo fue trazado y esculpido por Gil de Brabante casi simultáneamente al retablo mayor. El concejo de la villa contrató a los pintores Pedro de Aponte y Pedro Dezpiota para que lo policromaran e hicieran un banco de pinturas sobre tabla.
Te proponemos que te fijes en las caras de las tallas de San Sebastián, en el centro, San Roque (con el perro), el obispo Nicasio (con la cabeza en sus manos), San Blas (con el peine de púas) y San Pedro de Verona.

ATRIO Y ENTRADA PRINCIPAL


La obra fue realizada entre los años 1610 y 1611 y sus artífices fueron el escultor Juan Miguel de Urliens y el oficial de cantería Juan de Escorz.
Portada-retablo de estilo manierista abierta en gran arco de medio punto que al exterior queda enmarcado por columnas pareadas que soportan un entablamento sobre el que hay tres hornacinas aveneradas con las esculturas de la Virgen con el Niño en posición central flanqueada por San Vicente y San Lorenzo. El conjunto se remata con frontones triangulares.

Casa Argensola

Casa Argensola 1171 348 Isabel

CASA ARGENSOLA

Estamos ante uno de los mejores ejemplos de casa solariega del Renacimiento aragonés. En ella nacieron los hermanos Lupercio y Bartolomé Juan Leonardo de Argensola, escritores del siglo de Oro español, y el general Antonio Ricardos. En la fachada tienes un panel informativo muy completo que te habla de la historia de estos dos ilustrados barbastrenses.

 

Asentada sobre un pequeño zócalo de piedra, la fachada principal de ladrillo posee los tres cuerpos claramente diferenciados que son peculiares de la tipología de palacio aragonés renacentista. El acceso al interior se realiza a través de una portada en arco de medio punto de grandes dovelas descentrada del eje principal y flanqueada por vanos adintelados. Sobre ella se sitúa la planta principal o noble, manifestada al exterior por dos balcones de hierro que alternan con ventanas adinteladas. Una imposta moldurada separa este piso de la sobrada o falsa que abre en el característico mirador de arcos de medio punto, en este caso, doblados. Todo el conjunto se remata con un alero de madera labrada, muy volado, sostenido por ménsulas terminadas en volutas y decorado con motivos de piñas colgantes, formas vegetales como acantos, ovas, rosetas, guirnaldas, y otros motivos clásicos.

El interior ha sido modificado para adaptarlo a su nuevo uso de Casa Municipal de la Cultura.

Fuentes

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FUENTE DE SAN FRANCISCO

Hermosa fuente renacentista mandada construir por el concejo de Barbastro en el año 1553 al escultor francés afincado en Calasanz, Jacques de Guertch y al “maestro de iglesias” Juan de Araçil, uno de los maestros constructores más importantes de cuantos trabajaron en el Altoaragón en la segunda mitad del siglo XVI. Tenía que sustituir a la antigua “fuente de los Frayles”. Tal fue la importancia del encargo que se conserva el documento de capitulación de la obra donde se estipulaba que debería ser construida con piedra caliza blanca de la localidad de Fonz y terminada en cinco meses.

Si te fijas en la composición de esta obra hidráulica se parece mucho a las portadas de gusto renacentista que podemos encontrar en las obras civiles y religiosas de los siglos XVI y XVII: el cuerpo de la fuente es rectangular, está flanqueado por pilastras y se remata con un entablamento formado por arquitrabe, friso y cornisa. En el interior del rectángulo se encuentra un arco de medio punto sostenido también por pilastras y en la parte inferior se disponen los cuatro caños por donde mana el agua que emergen del interior de cuatro cabezas de animales fantásticos.

Hay una escena que destaca en la fuente por su tamaño y su relevancia. No olvidemos que la construcción de la  fuente fue una iniciativa del “ayuntamiento” de Barbastro por lo que no podía faltar en ella el escudo de la localidad, con el personaje barbado, en el interior de una corona vegetal sostenida por dos ángeles niños.

Toda la superficie de la fuente está cubierta con una profusa decoración en bajorrelieves. A pesar del deterioro de la piedra os animamos a que bajéis y observéis la rica e imaginativa decoración: angelotes, máscaras, cabezas de unicornios, de cabras, fantásticas cabezas de caballo, ramajes, elementos vegetales, guirnaldas, motivos florales, rosetas, casetones, jarrones, etc. Seguro que nos hemos dejado algo. Os toca a vosotros descubrirlo.

Fuente del Azud

La fuente del Azud es la más antigua de todas y por su decoración de tradición gótica podría datarse a finales del siglo XV. La construcción original, de piedra caliza, ha sido totalmente modificada y se conservan pocos restos de la obra original. En la actualidad vemos un cuerpo rectangular que se abre en arco de medio punto rebajado en cuyo interior aparece una decoración dividida en tres pisos. En la parte inferior se encuentran cuatro cabezas de león por cuyas bocas mana el agua. En la zona intermedia hay un friso con cinco arcos conopiales bellamente ornamentados que están separados mediante pilastras. En el piso superior, en el centro y en el interior de una hornacina, encontramos el escudo de la ciudad de Barbastro que sí que es el original de la fuente primitiva. A ambos lados hay una decoración de filigranas y cresterías de estilo gótico.

Conjunto de San Francisco

Conjunto de San Francisco 150 150 Isabel

En el siglo XIII se instaló en Barbastro la orden franciscana.

La primera referencia a la presencia de miembros de la Orden de San Francisco en la ciudad de Barbastro se conoce por el testamento de 1235  del maestre Arnaldo, rector de la iglesia de San Martín, en el que el eclesiástico deja diferentes cantidades a los franciscanos de Zaragoza, Teruel, Daroca, Calatayud, Monzón Barbastro, Huesca y Ejea de los Caballeros, además de a los de Lérida, Tudela y Pamplona.

Sobre la historia constructiva de la primitiva iglesia conventual de San Francisco de Barbastro tan sólo contamos con una referencia ofrecida por fray Ramón de Huesca, que menciona haber consultado el testamento de Oracha  Peynana, redactado el 13 de enero de 1291, en el que legaba 30 sueldos para la obra de la ecclesia de los frares menores de Barbastro. Si bien es cierto que este dato ha servido para situar en el tiempo la construcción del primer templo conventual franciscano en la ciudad, la práctica ausencia de otras noticias documentales, arqueológicas o arquitectónicas sobre el mismo nos impide precisar cuál pudo ser su aspecto primigenio.

El rey Pedro IV le concedió en 1367 su real protección, tras la guerra de los Pedros, cuando las tropas francesas al servicio del monarca aragonés entraron en Barbastro en 1366.  El convento de Barbastro era uno de los mejores que poseía la orden de los frailes menores de San Francisco en toda la provincia y en él residían unos 30 religiosos.

En los siglos XVI y XVII la iglesia medieval se reformó completamente. En el año 1545 se comienza el abovedamiento de la cabecera y en 1551 el de la nave con bóvedas de crucería estrellada, y termina en el año 1606 con la construcción de dos nuevas bóvedas en los pies. A lo largo del siglo XVII se fueron abriendo diferentes capillas de carácter privado en los muros laterales de la iglesia.

  • Plaza de San Antonio

En esta plaza estaba antiguamente el claustro del convento de San Francisco y si nos fijamos podremos ver que sí que se han conservado pequeñas ventanas que corresponderían con los dormitorios de los religiosos.

Aquí también se conservan los restos de los baños árabes descubiertos durante unas obras en 1968 (NO SON VISIBLES YA QUE ESTÁN EN UNA PROPIEDAD PARTICULAR)

La primera documentación que menciona este lugar es cuando Ramón Berenguer IV concedió en 1144 al judío Zecri la propiedad del terreno en el que se alzaban unos baños públicos que se encontraban en ese momento fuera de funcionamiento y cerrados.

Catedral de Barbastro

Catedral de Barbastro 150 150 Isabel

El edificio que contemplamos en la actualidad comenzó a construirse a principios del siglo XVI para ampliar el primitivo templo medieval. Las principales obras se desarrollaron desde 1517 a 1533 y en la fábrica coexisten elementos propios del estilo gótico junto con las novedades del Renacimiento básicamente en la concepción espacial del templo y en la ornamentación. Los arquitectos que participaron en la construcción de la catedral fueron Luis de Santa Cruz, Juan de Sariñena y Juan de Segura.

En el interior, si nos colocamos a los pies del templo mirando hacia el altar mayor, podremos ver que la catedral tiene una planta muy amplia, llamada de salón, dividida en tres naves de igual altura separadas mediante tres pares de columnas fasciculadas cuyos capiteles están decorados con ángeles, guirnaldas, máscaras, hojas, etc. Las naves están cubiertas por unas magníficas bóvedas de crucería estrellada cuyos nervios parten de los capiteles como si fueran las hojas de una palmera. Las claves que unen las nervaduras están decoradas con florones de madera policromada y en algunas de ellas aparece el escudo de Barbastro. En los muros laterales del templo se abrieron durante los siglos XVI y XVIII ocho capillas (del Pilar, de la Asunción, de San Francisco Javier, del Santo Cristo de los Milagros, de San Carlos, de San José, de Nuestra Señora del Rosario, de los Reyes Magos) con decoraciones renacentistas y barrocas.

La catedral tiene una triple cabecera y presidiendo el ábside central, de mayor tamaño que los laterales, se encuentra el fantástico retablo mayor. El basamento, realizado en alabastro, fue iniciado por el escultor renacentista Damián Forment en 1538, uno de los mejores artistas de la época, siendo comprado por el Concejo en 1558. El mismo día de la compra del Concejo de Barbastro del banco de alabastro del retablo hacía un contrato con un discípulo de Forment, Juan de Liceire (Liceyre), para que concluyera la obra.

Si te acercas al retablo podrás ver el representado en dos ocasiones el escudo de Barbastro policromado y también observaremos la delicadeza y calidad de las estatuas en relieve y los motivos decorativos típicos del renacimiento dispuestos “a candelieri” como guirnaldas, cornucopias, monstruos fantásticos, grutescos, cabezas de ángeles aladas, etc. Los cuerpos superiores fueron labrados en madera policromada entre 1600 y 1602.

A la izquierda del altar mayor se encuentra la capilla de San Ramón con el retablo renacentista de la segunda mitad del siglo XVI dedicado al patrono de Barbastro desde 1595, San Ramón Obispo. Y a la derecha está la capilla y retablo barroco de San Pedro, obra del escultor barbastrense Antonio Malo (1745).

 

 

 

 

 

  • EXTERIOR DE LA CATEDRAL. Jardín Arqueológico.

Las primeras excavaciones en el entorno de la catedral de Barbastro tuvieron lugar en los años 1989 y 1991 y estuvieron dirigidas por la arqueóloga Mª Nieves Juste Arruga.

En la actualidad son visibles, en el lateral norte de la catedral, muros que pertenecieron al recinto medieval anterior a la construcción actual y que pudieron formar parte del primer claustro que tuvo la iglesia y que fue derruido en el siglo XVI.

Plaza del Mercado

Plaza del Mercado 150 150 Isabel

El primer mercado de Barbastro durante la Alta Edad Media se encontraba en la parte más antigua de la ciudad, en el Entremuro, en la plaza de la Candelera.

Los mercados eran muy importantes para las ciudades y se convirtieron en espacios de referencia porque los intercambios comerciales favorecían la llegada de muchas personas y esto interesaba a los reyes: se asentaba población y se obtenían beneficios económicos. El rey Pedro I (1068-1104) cuando tomó la ciudad de Barbastro, en la carta de población de 1100, concedió protección a todos los que acudieran al mercado de la ciudad. En 1371, Pedro IV (1319-1387), confirmó con un privilegio la celebración de una feria por Santa María de agosto durante 15 días. En 1383, por un nuevo privilegio, la feria de San Bartolomé (24 de agosto), la más importante de Barbastro, se extendió a un mes.

En el siglo XV se determinó que la plaza de la Candelera se quedaba pequeña para acoger las ferias y mercados por lo que se decidió trasladarlo a un nuevo espacio en Barbastro. En 1418 el rey Alfonso V (1396-1458) concedió una segunda feria a la ciudad de Barbastro que se celebraría por san Marcos (25 de abril) durante 15 días. La reina Germana de Foix, segunda esposa de Fernando el Católico, para reactivar la actividad económica del núcleo originario de Barbastro concedió en 1612 otra feria que se celebraría para la festividad de la Candelera en el barrio del Entremuro. En 1678 las Cortes concedieron un privilegio por el que se permitía a los barbastrenses celebrar mercado todos los miércoles del año.

La actual plaza del Mercado de Barbastro no conserva ningún edificio original del siglo XV ya que las construcciones también fueron evolucionando con el paso del tiempo y con los gustos arquitectónicos de cada época. Fíjate que aún quedan en los laterales de la plaza soportales adintelados de baja altura, sostenidos por pilares y columnas de piedra de distintos tamaños, que proporcionan el refugio necesario en días de lluvia o de calor intenso.

Los nombres de las casas se corresponden con las antiguas familias de comerciantes que tenían sus negocios en este espacio: Sallán, Fumanal, Lanzón, etc.

A principios del siglo XX tuvo lugar una “pequeña revolución arquitectónica” y es que se construyeron edificios de tipo historicista para darle un toque de modernidad a la plaza. Eran nuevos tiempos. El progreso llegaba a la plaza del Mercado. Destacan dos edificios: los Almacenes San Pedro y la casa Calonge. Fueron construidos entre 1926 y 1932 y si te fijas en ambos se mantuvieron los “soportales” típicos de la plaza pero con el aire distinguido que proporcionan las esbeltas columnas clásicas del cuerpo inferior.

La plaza del Mercado tras el transcurso de los siglos sigue cumpliendo su misión originaria y es el punto de reunión, de compra y de venta, de los habitantes de Barbastro y de los alrededores. Los hortelanos llevan sus mejores productos de la huerta: cebollas, judías, cardos, acelgas, borrajas, pimientos, berenjenas, calabazas, y por supuesto tomates, los tomates rosas de Barbastro.

Museo Diocesano de Barbastro

Museo Diocesano de Barbastro 150 150 Isabel

Palacio

El Palacio Episcopal, situado frente a la Catedral, se construyó a finales del siglo XVI como residencia de los Obispos de Barbastro, momento que coincidió con la designación de nuevo de Barbastro como Sede Episcopal (1571). El edificio ha sido objeto de diversas intervenciones arquitectónicas a lo largo de su historia. La rehabilitación definitiva del palacio, tal y como lo contemplamos en la actualidad, transformó el interior del edificio en un espacio contemporáneo pero se conservó en el exterior la esencia de su trazado original de palacio renacentista con la fachada de ladrillo, el torreón en el extremo de la plaza del Palacio, la gran portada principal de entrada, la elegante galería superior de arquillos y el alero de madera apoyado sobre ménsulas.

No es la única galería de arcos ni el único alero de madera que hay en Barbastro ya que en la ciudad hay un valioso conjunto de arquitectura renacentista donde se han conservado los aleros de madera labrada decorados en muchos casos con motivos vegetales. Te proponemos un reto una vez que hayas terminado tu visita en esta parte de la ciudad.

¿Sabrías encontrar otros aleros decorados que se conserven en Barbastro? Es fácil solo tienes que mirar hacia arriba en tu paseo.

Pero eso más adelante, ahora no te quedes fuera del palacio, entra y descubre los “tesoros” que se guardan en el interior del edificio

Museo

En el interior de las salas podrás realizar un verdadero paseo en el tiempo a través de los distintos periodos históricos desde la Alta Edad Media hasta la época contemporánea. Tu mirada se recreará en la magnífica colección de piezas de arte religioso procedentes de las localidades de la Diócesis Barbastro-Monzón, de estilos artísticos que van desde el románico, pasando por el gótico, el mudéjar, el renacimiento o el barroco. Hay expuestas bellas pinturas murales y de caballete, esculturas, piezas de orfebrería, pero también tejidos, pequeñas cajitas de madera llamadas lipsanotecas con las actas de consagración de las iglesias medievales, y restos muy interesantes descubiertos en excavaciones arqueológicas que muestran el pasado andalusí de Barbastro.

En nuestro recorrido veremos Cristos en Majestad, vírgenes, santas y santos, mártires, profetisas, ángeles y arcángeles pero también no podrían faltar águilas, leones, bueyes, mulas, perros, palomas, corderos y por supuesto mantícoras, dragones y demonios derrotados. ¿Te animas a buscarlos?