El Museo Diocesano es como un edificio cofre. Guarda tesoros en su interior y su exterior parece inexpugnable. Solo la galería de arquillos superiores le resta gravedad al edificio renacentista que antiguamente fue el Palacio Episcopal. Su enorme puerta nos invita a descubrir las maravillas que guarda.

Dentro podrás realizar un verdadero paseo en el tiempo a través de los distintos periodos históricos desde la Alta Edad Media hasta la época contemporánea. Tu mirada se recreará en la magnífica colección de piezas de arte religioso procedentes de las localidades de la Diócesis Barbastro-Monzón, de estilos artísticos que van desde el románico, pasando por el gótico, el mudéjar, el Renacimiento o el Barroco.

Podría ser la Catedral de las flores. Más de 400 rosas de madera dorada resaltan en las bóvedas de la catedral. Parece un jardín estelar. Allí, muy alto, a más de 15 metros distintas flores con sus arabescos, sus escudos y su aparente fragilidad cuelgan de las nervaduras de su techo gótico.

Y debajo, la afirmación del artista recorre el templo, mitad grafiti, mitad declaración de amor: Toda hermosa eres amiga mía y en ti no hay defecto. Señor, tu casa está perfectamente asentada en roca firme … Año 1531.

La catedral de Barbastro fue construida para ayudar a que la ciudad recuperase su categoría de sede episcopal. Se esforzaron por hacer, sobre los restos de la antigua iglesia, que a su vez descansaba sobre una mezquita, un edificio magnífico que sorprende más por dentro que por fuera. Se llamaron a los mejores artesanos para construirla, entre ellos al escultor Damián Forment que realizó, junto a sus ayudantes, el altar mayor en alabastro.

La visita al antiguo hospital de Barbastro ahora es mucho más lúdica. Este conjunto arquitectonico del siglo XVI acoge actualmente el  Espacio del Vino. Un centro dónde podrás conocer una de las especialidades más famosas de la zona: el vino de la Denominación de Origen Somontano.

Hablar de Barbastro y no hablar de vino es inconcebible. Casi 100 empresas se dedican aquí a la enología. Si quieres conocerla en profundidad te recomendamos la Ruta del Vino del Somontano o si lo prefieres mezclar con música, el Festival del Vino del Somontano

Y por último cierra la visita a este conjunto la plaza de toros de Barbastro que cuenta con un museo.

El Coso es el corazón de Barbastro. El lugar ideal para tomar unos vinos, picar algo, cenar o comer y ver pasar la vida de la ciudad desde sus veladores.
Desde 1930, cuando se puso de moda el vermú y la banderilla en Barbastro, hasta hoy la hostelería en Barbastro no deja de reinventarse. Que no te confunda su estilo, aunque parezcan nuevos gastrobares algunos llevan casi 100 años en activo.
El Coso es el lugar ideal para relajarte y disfrutar de los caldos del Somontano y su rica gastronomía.

Barbastro es una ciudad comercial. En la Alta Edad Media los mercados se celebraban en la plaza de la Candelera. Pero en el siglo XV la plaza se quedó pequeña y se trasladó a la actual plaza del Mercado. Plaza que aún hoy celebra un mercado local los sábados.

La despensa del Somontano es amplísima y de gran calidad. Vino, aceite, Tomate Rosa, dulces… son productos de siempre que en Barbastro se miman diariamente. No por nada el Somontano fue designado en 2018 Territorio de Interés Gastronómico de Aragón.

¡No vuelvas a casa sin comprar sus delicias!

La calle Mayor de Barbastro pocas veces se conoce así por ese nombre. Es la calle de los Argensolas. ¿Y por qué? Pues porque en esta calle está la casa donde nacieron los hermanos Argensola, poetas e historiadores de Barbastro. Se trata de uno de los mejores ejemplos de casa solariega del renacimiento aragonés.

En la esquina de la Plaza del Mercado también podrás ver la casa natal del Fundador del Opus Dei, José María Escrivá, que también era de aquí. Hoy su casa ha sido convertida en un Centro Cultural.

¿Qué tendrá lo irregular que tanto nos atrae? Las casas de distintas alturas y colores alrededor del Vero son hipnóticas. Separadas no dicen nada, son casas normales. Juntas forman un equilibrio de colores y formas perfectas.

Desde ahí podremos ver el conjunto de San Francisco, su iglesia, las fuentes ornamentales que daban suministro a Barbastro hace menos de un siglo, y una enorme prensa de aceite. Fue trasladada desde su ubicación original, Puy de Cinca, hasta aquí y nos muestra cómo se molía el aceite.